27 ago 2009

ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA FASE EMBRIONARIA DEL PROCESO DE DIGITALIZACIÓN DE LA RADIO EN LA ARGENTINA

ALUMNA: CRISTINA B. LÓPEZ

La primera transmisión de radio digital se hizo en Argentina el 21 de octubre de 2004 y estuvo a cargo de Radio Continental y Radio Mitre de la ciudad de Buenos Aires. El comité Federal de radiodifusión (COMFER) autorizó estas emisiones de prueba a principios de 2005. Dado que todavía no existe una profundización de este proceso iniciado en 2004, hablaremos en este trabajo de una fase embrionaria de la digitalización de la radio.
Si bien esta cuestión no está presente en la agenda mediática de la Argentina en estos últimos tiempos, existen algunos artículos periodísticos que abordan el tema. Se torna necesario para nuestro análisis dar cuenta de estos textos que circulan a través de los medios de comunicación del país. En este sentido, sostenemos que a la escasez de bibliografía sobre este asunto se le suma la ausencia de una lectura crítica de quienes escriben sobre estos avances tecnológicos vinculados con la radiodifusión.

Intentaremos a través de este trabajo revisar los textos que se han escrito sobre el tema que nos atañe y aportar una lectura sociopolítica con el objetivo de fomentar un debate teórico que, en definitiva, irá más allá de la radiodifusión digital tal como se la presenta hoy en la agenda mediática
El 21 de octubre de 2004 radio Continental y radio Mitre realizan la primera transmisión radial con la tecnología digital. La comisión de la Asociación de Radios Privadas de la Argentina (ARPA) fiscaliza los resultados durante seis días y constata que el radio de alcance llega hasta la ciudad de Mar del Plata. El sistema usa las plantas transmisoras ubicadas en Hurlingham y González Catán (provincia de Buenos Aires), desde donde se emite en forma simultánea la señal analógica.

Edmundo Rébora, Director de Continental (AM 590), en una entrevista publicada por ARPA en abril de 2005, señala sobre la experiencia: “Partimos de que estamos viviendo en la era de la información, la sociedad de la información, y de que el momento culminante de ésta es la convergencia […] O sea, cada radio hoy es el fenómeno de la convergencia. Y esto, le hace predecir un futuro muy importante en términos del negocio de la comunicación […] Esto hace que el negocio de la radio adquiera una nueva dimensión, un nuevo empuje.”[1]
Se puede pensar esta exaltación de las virtudes de la Sociedad de la Información, tal como aparece en el discurso de Rébora, en relación con los conceptos de Diego de Charras[2] quien explica que, justamente, el planteamiento de una SI peca de no contemplar la desigualdad del acceso al desarrollo tecnológico y a las redes de información de gran parte de la población. Muchas veces, cuando se habla de SI, se olvida que solamente es posible en aquellos centros urbanos con alto poder adquisitivo. El autor llama a esta inequidad ligada a lo tecnológico “brecha digital”. Y señala: “El acceso a la información es una medida de poder en la sociedad y de esta manera, la brecha digital refleja la forma en que dicho poder se distribuye.”[3]

En cuanto a esta brecha digital, se pueden tomar como referencia los siguientes datos sobre el acceso a Internet: el 42,6 % corresponde a la ciudad de Buenos Aires, el 28,5 % a Santa Fe, 7,1 % a Córdoba y el 6,9 5 a la Patagonia (comprende Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego).[4] En este contexto es imprescindible destacar que existe un sector importante del país que no tiene acceso ni a redes ni a cables o tiene acceso limitado a energía eléctrica, medios de conexión satelital o por ondas, que estén disponibles y sean gratuitos.[5] Estos datos ilustran las diferencias en cuanto a la posesión de la tecnología por parte de importantes sectores de la población, pero no es la única inequidad que sufren muchos ciudadanos argentinos. En este sentido, en términos de Gabriel Mateu, existe otra “brecha digital social, generada por la pobreza y el atraso”.[6]
Lejos de ver las restricciones determinadas por estas brechas, el director de Continental entiende que las limitaciones que padece la radio que él representa se deben a la proliferación de las denominadas “radios truchas” porque obstaculizan el espacio radioeléctrico. Sobre el tema, leemos en la entrevista: “Quiero decirles a los empresarios que el momento es difícil pero riguroso porque la radio está bien posicionada […] Tenemos una batalla dura contra los dirigentes políticos que de una u otra forma hacen que este drama de la ocupación ilegal no tenga solución, pero sí tenemos a favor el público y la tecnología. Es evidente que tendremos el éxito al alcance de nuestra mano”.

El texto de la entrevista también tiende a ser una publicidad indirecta de toda la tecnología que, en materia de dispositivos, traerá aparejada la digitalización del medio. De este modo, se puede observar esto en el discurso de Rébora: “[...] cada uno de nosotros seguirá escuchando radio en su receptor común, pero si compra estos receptores y la radio es digital va a tener la posibilidad de tener un sonido realmente extraordinario”.
A propósito de los publicitarios a favor de la digitalización, la empresa norteamericana dedicada a las telecomunicaciones, Aginet S.A, busca persuadir a los receptores a través de su página web de los beneficios que brindarán los nuevos aparatos. Es importante recordar que Aginet ya es licenciataria en nuestro país del servicio de Telefonía de Larga Distancia Internacional (STLDI) y de Telefonía de Larga Distancia Nacional (STLDN).[7] También el sitio “Radiodifusión.com”, compañía especializada en la radio digital de América latina y fundada en 1998, promociona en la Red los servicios de esta multinacional. El texto publicitario dice: “Con oficinas en Lima y Miami, ‘radiodifusión.com’ cuenta con una productora de contenidos, laboratorio digital de audio […]”[8]

Otro artículo periodístico aparecido en la página de Internet de Radio y Televisión Americana (RTA): “La otra digitalización: la radio del futuro”[9] es una clara defensa de las ventajas que traería la nueva tecnología. El texto dice: “La diferencia en la recepción es enorme, la AM se escucha como una FM es estéreo […] El avance tecnológico posibilitará que bajo una misma licencia operen tres emisoras y una en el caso de la AM. Sin embargo se mostró confiado que en un estado de ’pleno digital’ esos números lleguen a 6 y 3 respectivamente […] Entre las renovadas oportunidades que ofrece el negocio se encuentran las de ofrecer aplicaciones avanzadas, como enviar información sobre el tráfico, permitir grabar temas o implementar la opción de ‘pagar por escuchar’”
Podemos pensar los textos precedentes en el contexto del paradigma neoliberal que nace en la década del 80. Este modelo trae de la mano una serie de miradas cientificistas o tecnologicistas, todavía vigentes en la concepción que se tiene del mundo digital en nuestro país.

Así, en 1975, la Organización para la Cooperación y el desarrollo económico (OCDE) sostenía - como dice de Charras- por primera vez “la idea de constituir una Sociedad de la Información [...] Casi con el inicio de la crisis ‘posfordista’ aparecen los primeros planteos futuristas que verán en la tecnología […] no sólo una puerta de salida para el colapso económico, sino que también encontraban allí la llave que democratizaría la sociedad.”[10] Ya en la década del 90 esta tendencia tecnologicista pasaría a ser- en términos de Mattelart (2002)- “una nueva ideología que no dice su nombre se ha naturalizado y se ha visto propulsada al rango de paradigma dominante del cambio. Las creencias de las que la noción de sociedad de la información es portadora desencadenan fuerzas simbólicas que impulsan a actuar, a la vez que permiten actuar, en un determinado sentido y no en otro.”[11]
Evidentemente, los textos que hablan de la digitalización de la radio en la Argentina no escapan a este paradigma dominante, a tal punto de llegar a exaltarlo de una manera bastante elocuente.

Otra nota informativa aparecida el 21 de marzo de 2006 en la publicación digital Canal AR[12] habla del reclamo constante de la Asociación de Radiodifusoras Privadas de la Argentina para que el Estado cumpla un rol activo en el financiamiento de digitalización. El presidente de la institución, Héctor Castro, indica al respecto: “La digitalización completa de la radio no ocurrirá de aquí a diez años; aproximadamente el parque de equipos a reemplazar sería de 15.000.000. Y la propuesta del fideicomiso ronda alrededor de los equipos, es decir que el estado le debería exigir a los fabricantes de radios pagar un arancel por la fabricación y de esta manera abultar el fondo que terminaría de cerrar el negocio futuro de los radiodifusores.”[13] Este texto define la postura de ARPA, que está pendiente de los beneficios y pérdidas que pueda tener el sector privado a la hora de encarar en negocio de la radiodifusión digital. No se plantea, como una discusión previa y necesaria, la modificación de la Ley de Radiodifusión vigente. Tampoco mencionan las desventajas que esta novedad tecnológica podría traer a otras emisoras más pequeñas que podrían desaparecer como consecuencia de la digitalización.
Los siguientes datos sirven para ilustrar un poco las cuestiones que se plantearon en los párrafos anteriores sobre las “ventajas tecnológicas” del nuevo dispositivo tal como lo muestran los actores privados. Según la Secretaría de Cultura de la Nación, el parque de aparatos de radios de nuestro país corresponde a 700 cada 1000 habitantes.[14] También es importante destacar que este medio es el único que llega incluso sin la exigencia de energía eléctrica y gratis a cualquier parte de la Argentina. Esta ventaja, en regiones tan extensas como nuestro país, hace que la radio sea el medio de comunicación por excelencia en muchos puntos geográficos argentinos.

Agregamos la siguiente información para que se pueda analizar cómo es le espectro de medios en la Argentina. Según la misma Secretaría, actualizados en junio de 2006, existen en nuestro país 1870 radioemisoras registradas, 32% de las cuales emiten desde la provincia de Buenos Aires. El Laboratorio de las Industrias Culturales de dicho organismo dice que el 89% de las radioemisoras son comerciales, autorizadas o con Permisos Precarios Provisorios[15], y el 11% son comunitarias (125 religiosas, 46 de escuelas rurales y 45 de universidades). El Anuario del Observatorio de las Industrias Culturales de la Ciudad de Buenos Aires brinda los siguientes datos sobre esta región: 32 radios transmiten desde la CABA con sus permisos regularizados por el COMFER, poco más de 22 están concentradas en seis grupos multimedios, nacionales o extranjeros, entre los que figuran el Grupo Clarín, el empresario Daniel Hadad y la Corporación Interamericana de Entretenimientos (CIE, es un grupo económico mexicano). A la luz de estos datos, resulta evidente ver porqué existe tanta prisa e interés por parte de los organismo privados de radiodifusión para instalar la digitalización.
También el presidente de ARPA se refiere a la relación existente entre la proliferación de “radios truchas” en el espectro radioeléctrico y las dificultades que esta situación acarrearía en el momento de la digitalización. Leemos sobre el tema: “Nos referimos a la caótica situación que desde hace décadas registra el espectro radioeléctrico y que esta Administración recibiera como herencia. Si no se aborda con responsabilidad y eficacia esta situación, no existe posibilidad alguna de llevar adelante una exitosa digitalización de la radiodifusión en la Argentina. Tiene entonces del Estado Nacional, la responsabilidad de hacer frente y superar esta situación”[16] Sobre este asunto cabe recordar que quienes hoy forman la institución que defiende los intereses de las radios privadas son propietarios de medios gracias a la aún vigente Ley de Radiodifusión 22.285, impuesta el 1 de octubre de 1980 por la dictadura militar. Entonces, como decíamos anteriormente, se hace imprescindible discutir con anterioridad a cualquier nueva cuestión, una normativa democrática.

Existe otro artículo periodístico cuyo título es “¿De qué hablamos cuando hablamos de Radio Digital?” aparecido en la revista Medios de Comunicación en abril de 2007. En este texto su autora, Irina Sternik, empieza hablando de las virtudes de la digitalización. Para dar una definición del nuevo dispositivo, cita las palabras de Daniel Caballero, representante de la empresa Aginet S.A, quien expresa: “Creo que la radio por Internet es eso, radio por Internet. Cuando la radio digital tome su lugar, cada cual llamará a las cosas como corresponde”[17] Sin embargo, a diferencia de lo que hemos visto planteado en los otros discursos analizados, hacia el final del artículo explicita un comentario sobre la necesidad de replantear la normativa vigente en materia de radiodifusión y la utilidad de generar un debate previo que no contemple solamente el negocio de las empresas. En este sentido, leemos: “Quizás haya una tendencia a relegar la radio AM para el público más joven, que es el que consume celulares y reproductores con receptores de radio. Por eso, entre otras razones, sería bueno que el debate de radio digital esté bien orientado, llame a las cosas por su nombre y no relegue de la discusión añeja necesidad de una nueva ley y que tenga en cuenta a la tecnología de producción, desarrollo y difusión.”
Podemos pensar este momento previo a la digitalización de la radio como una instancia embrionaria caracterizada por la ausencia de debate y de investigaciones sobre las cuestiones esenciales. Actualmente la discusión está centrada en la televisión digital que- en cierta medida- también tiene como protagonistas a los grandes grupos de medios locales, a las embajadas de los países interesados en exportar sus productos y a “un amplio club de lobbystas que deambula por oficinas ejecutivas y parlamentarias.”[18]

Se desprende de los textos anteriormente mencionados que el actor principal de este proceso de digitalización en su etapa que denominaremos embrionaria es el sector privado, de la mano de la empresa Aginet S.A., radio Mitre, Continental y la Asociación de Radiodifusoras Privadas de la Argentina. También existe cierta expectación pasiva por parte de los actores de la radiodifusión comunitaria quienes sostienen que “todavía falta mucho para que se implemente la digitalización en nuestro país”[19]. Y en este contexto, la ausencia del rol del Estado.
El tratamiento de la información que aparece en los medios sobre esta futura innovación tecnológica está teñida de cierto “fetichismo tecnológico”- en términos de Diego de Charras[20]- quien sostiene que esta tendencia nace con la electrónica, pasa a la informática, para finalmente anclarse en las redes y la biotecnología. Pero esta orientación no es azarosa puesto que va de la mano de la centralización de la discusión en torno de aquellos que son los dueños de los medios comerciales, es decir de quienes detentan el poder sobre la propiedad. De esta manera, podemos afirmar que la esta instancia de gestación de la digitalización de la radio en la Argentina se encuentra en manos de las empresas que colocan en el eje del debate aquellas problemáticas vinculada con los intereses ligados a la propiedad privada.

En este momento del análisis es útil recurrir a los conceptos de Claudio Katz (1998) explicitados en su artículo “El enredo de las redes”[21]. Allí él este autor aporta su visión crítica de la tan mentada Sociedad de la Información, defendida por el español Manuel Castells. Y, a propósito de la propiedad privada, indica Katz: “Pero Castells omite que la utilización de la información y del conocimiento depende de sus propietarios. Estos recursos no son bienes públicos, ni gratuitos, ni están disponibles para cualquier usuario. Tampoco se auto-generan, ni circulan automáticamente. Lejos de ser irrelevante, la propiedad es determinante del destino de la información y del conocimiento.” [22]
Si no se brinda el marco para una discusión participativa y democrática en cuanto al tema de la digitalización de la radio, ésta no pasará de ser una lucha de intereses entre aquellos que poseen el capital tecnológico, los grandes multimedios, en el caso de nuestro país. En consecuencia, el poder de la información, emanará- en términos de Katz- del poder del capital. Al respecto indica: “[`…] este proceso está regulado por las normas del capital, es decir, por la inversión, al acumulación y el beneficio […] No hay dos caras de la red, sino una misma dinámica del capital. Los dos universos- que Castells ve como fenómenos separados- están unidos por las contradicciones que genera la reorganización capitalista […] Estableciendo una partición simplista en ‘excluidos’ e ‘incluidos’ de la sociedad, no se puede reconocer la presencia de estos elementos de crisis, que socavan la estabilidad de toda la sociedad-red.”

Para finalizar, sería útil que la discusión democrática empiece a generarse a través de los medios de comunicación, impulsada por todos los sectores que están involucrados en el tema: comunidad académica, entidades privadas, organizaciones sin fines de lucro, otras voces autorizadas y el mismo Estado. Para evitar dejar espacios vacíos que puedan ser llenados por las ansias mezquinas de la inversión o de los buenos negocios. Tal vez una forma de iniciar el debate sea informar, publicar textos que provoquen la intervención democrática y ayuden a los ciudadanos a ejercer el derecho a la comunicación y a la participación.


[1] Entrevista tomada de la página web de ARPA; disponible en: http://www.arpa.org.ar/

2 De Charras, Diego, Redes, burbujas y promesas, Buenos Aires, Prometeo, 2006; 35.

[3] Ídem ant.; pág.36.

[4] Datos extraídos del Teórico de Gabriel Mateu sobre Industrias Culturales, Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, cuatrimestre de 2008.

[5] Según los datos tomados del Anuario 2006-2007 del Observatorio de las Industrias Culturales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

[6] Mateu, Gabriel, Teórico sobre Industrias Culturales, Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, segundo cuatrimestre de 2008; pág.28.

[7] Referencias tomadas de los datos suministrados por la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), actualizados al 3 /11/08.

[8] En: http://www.radiodifusion.com/.

[9] En: http://www.rt-a.com/125/125-04.htm

[10] Op.Cit 2.; pág. 29.

[11] Op. Cit. 2; pág. 33.

[12] Texto extraído de: http://www.canal-ar.com.ar/Noticias/NoticiaMuestra.asp?Id=2990.

[13] Ídem ant.

[14] Los datos aparecen en el Anuario 2006-2007 del OIC de la Ciudad de Buenos Aires; pág.97. En: www.buenosaires.gov.ar/observatorio.

[15] Permiso Precario Provisorio según el decreto 1357/89 dictado por el Presidente Carlos Menem (1989- 1995) que establecía un registro de emisoras FM en “situación irregular” antes del 17 de agosto de 1991 a las que se les otorgaba un PPP. También se dispuso que el COMFER llamaría a concurso para adjudicar las licencias en FM de acuerdo a un plan técnico que sería elaborado en los meses siguientes.

[16] Artículo aparecido en : http://www.radiodifusiondata.com.ar/oct05/proyecto-fm.htm.

[17] Tomado de : http://www.queescomunicacion.com.ar/Noticias/NoticiaMuestra.asp?Id=1422.

[18] “Y ahora, la guerra de los lobbystas”, Crítica, 29 de octubre de 2008. Disponible en: http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=3645.

[19] Entrevista realizada a Gustavo Videla, administrador en Buenos Aires de la Federación Argentina de Radios Comunitarias, el 2 de noviembre de 2008 para la Cátedra Taller de Introducción a las TICS.Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

[20] Ídem 2; pág. 29.

[21] Katz, Claudio, “El enredo de las redes”, en Voces y Culturas Nº 14, Barcelona; pp.123-140.
[22] Ídem ant. ; pág. 125.




BIBLIOGRAFÍA



- De Charras, Diego, Redes, burbujas y promesas, Prometeo, Buenos Aires, 2006.

- Katz, Claudio, “El enredo de las redes”, en Voces y Culturas Nº 14, Voces y Culturas, Barcelona, 1998.

- Mateu, Gabriel, teórico sobre las Industrias Culturales, Cátedra Beltrán, Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, segundo cuatrimestre de 2008.

- Observatorio de Industrias Culturales (OIC- GCBA), Anuario 2006/2007. Disponible online en: http://www.buenosaires.gov.ar/areas/produccion/industrias/observatorio/publicaciones.php?menu_id=10563#revistas

- Premici, Sebastián, “Reclaman al Estado financiación para las futuras radios digitales”, en CanalAR, 21 de marzo de 2006. Disponible online en: http://www.canal-ar.com.ar/Noticias/NoticiaMuestra.asp?Id=2990

- “La otra digitalización: la radio del futuro”, en Radio y televisión Americana, marzo de 2008. Disponible online en: http://www.canal-ar.com.ar/Noticias/NoticiaMuestra.asp?Id=2990.

- Sternik, Irina, “De qué hablamos cuando hablamos de Radio Digital”, en Qué es comunicación, 21 de abril de 2007. Disponible online en:

- “Y ahora, la guerra de los lobbystas”, Crítica, 28 de octubre de 2008. Disponible en: http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=3645.

No hay comentarios: